Aire limpio para Mongolia: lucha contra la contaminación atmosférica

Ulán Bator, la capital más fría del mundo, sufre la grave amenaza de la contaminación del aire. La necesidad de calentarse provoca un esmog peligroso que causa graves problemas de salud y 300 muertes anuales.Suiza apoya proyectos transformadores y soluciones innovadoras como la rehabilitación de escuelas y jardines de infancia, y el suministro de paquetes de productos para cocinar, calentar y aislar (CHIP, por sus siglas en inglés).

Un niño con una mochila y una mascarilla espera de pie en una parada de autobús en Ulán Bator.

Un niño espera al autobús para ir a su escuela local en Ulán Bator, donde los niveles de contaminación atmosférica son peligrosamente altos. © COSUDE / Davaanyam Delgerjargal

«La contaminación del aire representa una de las mayores amenazas para el futuro de Mongolia», afirma Stephanie Burri, jefa de la Oficina de Cooperación de Suiza en Ulán Bator. Actualmente, en Mongolia, cada año mueren 300 personas debido a enfermedades relacionadas con la contaminación del aire, 240 de las cuales son niños menores de cinco años. Si bien la contaminación atmosférica perjudica a toda la población, los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos son los grupos más afectados.

En Mongolia, la tasa de mortalidad anual a causa de la contaminación del aire es de 132 por cada 100 000 habitantes, frente a la media mundial de 92 por cada 100 000 habitantes. Cada año, cuando llega el invierno al país, la contaminación atmosférica alcanza un máximo. Con temperaturas de hasta -45 grados Celsius, calentar los edificios y tener un hogar cálido es una necesidad imperiosa. El 80 % de la contaminación atmosférica se debe a la combustión de carbón en las viviendas tradicionales de fieltro llamadas yurtas o gers. Calentar con carbón conlleva riesgos considerables, ya que ocasiona altos niveles de contaminación del aire tanto en el interior como en el exterior. La concentración media anual de PM2.5 en el aire de Ulán Bator sigue siendo entre seis y diez veces superior al nivel que las directrices de la OMS consideran seguro. Durante los meses de invierno (de noviembre a marzo), la concentración media de materia particulada es entre ocho y catorce veces superior a los valores indicativos de la OMS.

Una de las medidas eficaces para mitigar la contaminación atmosférica es la mejora de las infraestructuras y la reducción de las pérdidas energéticas en los edificios, explica Stephanie Burri. El Plan de Acción Local para la Eficiencia Energética (LEEAP, por sus siglas en inglés) para Ulán Bator, la capital de Mongolia, apoyado por Suiza, ha contribuido a lograr resultados significativos en la mejora del sector de la construcción. Mediante un enfoque de múltiples niveles, el proyecto ha conducido a una mayor eficiencia energética y una gestión eficaz y eficiente de las inversiones públicas. Gracias a la financiación suiza, se han renovado 28 escuelas y jardines de infancia. Los resultados son impresionantes. Las cifras muestran que el número de niños enfermos ha descendido hasta un 48 % y que las bajas por enfermedad de los docentes se han reducido en un 78 % respecto a 2017. 

Hacer frente a los desafíos urbanos

Niños jugando en un jardín de infancia calentado.
La contribución suiza ha permitido renovar 28 escuelas y guarderías. Ahora hace calor, el aire está limpio y hay casi la mitad de niños enfermos. © GIZ

Los edificios de la mayoría de ciudades de Mongolia, y no solo de Ulán Bator, donde vive el 48 % de la población, sufren enormes pérdidas de calor, lo cual se traduce en un elevado consumo de energía. Muchos fueron construidos hace varias décadas y no se han mantenido a lo largo de los años, por lo que la mayoría de infraestructuras tienen un aislamiento deficiente y reflejan normas de construcción poco exigentes. En 2020, Ulán Bator albergaba a 411 000 hogares, 221 000 de los cuales vivían en yurtas o gers en asentamientos periurbanos llamados distritos de gers. Se trata en su mayoría de zonas sin conexión a la red, con un acceso limitado al suministro de electricidad, agua, saneamiento y calor, así como al transporte público. Los habitantes de estos distritos están especialmente afectados por la contaminación del aire. En Ulán Bator, casi 800 000 personas viven en distritos de gers, lo cual pone de manifiesto la gran necesidad de disponer de viviendas adecuadas y un sistema de calefacción limpio.

Transformar la salud: iniciativas sanitarias exitosas

Una madre y su hija están de pie al lado de un nuevo sistema de calefacción moderno en su yurta tradicional, montado con un paquete CHIP.
Una madre y su hija disfrutan de un hogar cálido gracias a un paquete CHIP. © UNICEF

Una solución eficaz a este problema ha sido el proyecto «Impacto de la Contaminación Atmosférica en la Salud Materno-Infantil», un proyecto que concluyó en 2023. La COSUDE encomendó a UNICEF Mongolia la ejecución de este proyecto de cuatro años de duración al que asignó casi 5 millones CHF. «Junto con diversos actores clave, Suiza ha contribuido de forma significativa a mejorar las instalaciones de atención primaria de la salud y sus servicios para los niños y las mujeres embarazadas, de modo que pudieran gestionar mejor la contaminación del aire en el interior y reducir la incidencia de neumonía entre los niños y los riesgos de la contaminación atmosférica durante el embarazo», explica Stephanie Burri.

Una solución integral que se ofrece a los residentes de los gers es el paquete CHIP que incluye aislantes, calentadores eléctricos y sistemas de ventilación. Este enfoque integrado no solo reduce directamente la contaminación del aire en el interior, sino que produce beneficios sociales más amplios. Influye, por ejemplo, de manera positiva en la igualdad social y de género, permitiendo a los hogares ahorrar en calefacción. La eficiencia de los paquetes CHIP en términos de tiempo, en comparación con las estufas tradicionales, se traduce en un importante ahorro de tiempo para las mujeres y los niños, superior a 40 minutos diarios. Además, los paquetes CHIP reducen el riesgo de quemaduras domésticas en los niños. Esta transición a una tecnología limpia ha beneficiado al 72,6 % de las familias que viven en las zonas urbanas de Mongolia.

Empoderar a las comunidades: soluciones sociales para un aire limpio

La crisis sanitaria también se puede abordar desde una perspectiva social. Un aspecto clave es informar a la población sobre los efectos perjudiciales de la contaminación atmosférica y proporcionar normas adecuadas para protegerse, como llevar una mascarilla certificada, usar un filtro en las ventanas o comer alimentos ricos en vitaminas y ácidos grasos omega 3. Un programa piloto de trabajadores sanitarios comunitarios ha demostrado su eficacia para llegar a familias que viven en asentamientos remotos de gers. Estos trabajadores sanitarios proporcionan información vital de las clínicas de salud, comparten directrices, imparten conocimientos para reconocer síntomas peligrosos de enfermedades neonatales y proteger a los recién nacidos de la contaminación del aire, y facilitan suscripciones a servicios sanitarios prenatales y neonatales, entre otras cosas. Habida cuenta del éxito de este proyecto piloto, este enfoque se está extendiendo a todo el país.

Además, pequeñas soluciones pueden conllevar grandes beneficios. Por ejemplo, dispositivos de control de la calidad del aire interior han desempeñado un papel determinante a la hora de disipar la idea errónea de que solo el aire exterior supone un riesgo, poniendo de relieve la necesidad de tratar también la calidad del aire en los espacios interiores. A raíz de ello, se han instalado sistemas de ventilación en seis jardines de infancia, lo cual supone que actualmente más de 1500 niños pueden respirar aire limpio en sus guarderías.

Estimar los costos: el impacto económico

La crisis sanitaria en Mongolia tiene repercusiones en el sector privado, sobre todo porque reduce la productividad en invierno debido a un mayor absentismo de los empleados y a las enfermedades infantiles. El hecho de que haga frío en los edificios, especialmente allí donde las pérdidas energéticas son altas, agrava aún más la situación, afectando el confort para estudiar, trabajar y prestar servicios. Ello hace que disminuya la productividad, la salud y la calidad de vida en general.

El costo económico es considerable, estimándose que alcanza la asombrosa cifra de 645 millones USD anuales, lo que equivale al 4,6 % del PIB de Mongolia en 2022. El Gobierno ha respondido con cambios fundamentales en el marco del programa nacional para mitigar la contaminación atmosférica y ambiental, entre los que cabe mencionar:

  • La prohibición del uso de carbón bruto en Ulán Bator.
  • Descuentos en la tarifa eléctrica nocturna en los distritos de gers.
  • Créditos verdes para los hogares que adoptan soluciones ecológicas y paquetes CHIP.
  • Nuevas normas de construcción para los hospitales y los jardines de infancia destinadas a eliminar la toxicidad del aire interior.
  • Apoyo a la transición a la calefacción eléctrica.
  • Reemplazo de las calderas de carbón en los edificios públicos por alternativas más limpias.

Estas medidas han tenido como resultado una considerable reducción del 40 % de partículas finas (PM2.5), un factor de riesgo de enfermedades respiratorias. 

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