Chocolate

El chocolate suizo es conocido en todo el mundo. Debe su buena fama a las invenciones de los chocolateros suizos en el siglo XIX. Los productores suizos de chocolate se distinguen aún hoy por su alta calidad, sus recetas innovadoras y el perfeccionamiento constante de los procesos de fabricación. Más del 70 por ciento de la producción nacional de chocolate se exporta al extranjero. 

Tableta de chocolate suizo
Por buenas razones, el chocolate suizo es apreciado y conocido en todo el mundo. © Chocosuisse

Suiza es uno los países con mayor producción chocolatera del mundo y registra internacionalmente el más elevado consumo per cápita. En 2019, los 17 fabricantes más importantes produjeron más de 200.000 toneladas de chocolate, de las que se vendieron casi el 74 por ciento al extranjero. Los mayores productores de chocolate en Suiza son Cailler, Lindt & Sprüngli y Frey.

Las invenciones de los chocolateros suizos

En el siglo XIX, chocolateros inventivos sentaron las bases para la buena fama del chocolate suizo. François-Louis Cailler consiguió por primera vez solidificar el chocolate, inventando así la tablilla de chocolate. Luego, Philippe Suchard desarrolló el mélangeur, una máquina moledora que permitía moler la masa de cacao de consistencia granulada y convertirla en una pasta fina. Además, levantó la primera fábrica de chocolate suiza en extranjero, por ejemplo Milka en Alemania. Daniel Peter fue el primero que mezcló el cacao con leche condensada de Nestlé, creando así el chocolate con leche. Y finalmente, Rudolf Lindt inauguró en Berna una fábrica de chocolate, inventando la máquina del conchado, con la que elaboró por primera vez en la historia un chocolate que se derretía en la boca.

En el transcurso del siglo XX se hicieron otros inventos exitosos, por ejemplo el Toblerone creado por Theodor Tobler y Emil Baumann, un chocolate a base de turrón con forma triangular, una referencia a las montañas suizas. Grandes consorcios alimentarios —como Cailler en el año 1929— compraban pequeñas fábricas. Otros pequeños productores conseguían mantenerse independientes, conservando hasta el día de hoy la tradición de la elaboración manufacturera del chocolate.

De la Suiza francófona al mundo

Las primeras fábricas de chocolate se establecieron a finales del siglo XVIII en la Suiza francófona, en Vevey, Morges y Lausana, así como en el Tesino, concretamente en el Valle de Blenio. A lo largo de la centuria decimonónica se aumentó la producción chocolatera. Procedimientos de fabricación automatizados contribuyeron a bajar los precios, con lo cual el chocolate encontró cada vez más compradores. Entretanto se produce chocolate suizo en casi todas partes del mundo, dado que los chocolateros suizos suelen producir en los mismos países donde venden sus productos.