Cultivar la paz produciendo chocolate con excombatientes de las FARC
La experiencia de la Peace Dividend Initiative (PDI) en Colombia revela que el apoyo a emprendedores locales contribuye a asegurar una paz sostenible. El enfoque de la PDI es impulsar las subvenciones, las inversiones privadas y las iniciativas filantrópicas para crear empresas rentables que promuevan la paz en zonas de conflicto.
Manigua de Paz. © Gianni Camporota
Durante muchos años, Asdrúbal y Segundo vivieron y combatieron en las espesas selvas del suroccidente colombiano como miembros del grupo guerrillero FARC en su guerra contra el Estado. Hoy, en estas selvas del Meta y de Tumaco, transforman granos de cacao en barras de chocolate gourmet. Así crean medios de sustento para sus comunidades y curan las heridas del pasado, mientras Colombia busca construir su futuro a partir del acuerdo de paz firmado en 2016, que puso fin a un conflicto que duró cinco décadas y dejó más de 260 000 muertos.
Bajo la marca «Manigua de Paz», el proyecto emplea a casi 100 excombatientes de las FARC en dos grandes cooperativas de cacao. Meta y Tumaco son dos de las regiones más vulnerables de Colombia, que además siguen siendo peligrosas por la presencia de varios grupos armados.
«Las manos de los exguerrilleros no están hechas solo para usar armas sino también para elaborar algo muy especial como el cacao, que para nosotros es amor, vida y paz», afirma Segundo, miembro de la cooperativa Nueva Esperanza del Pacífico con sede en la ciudad costera de Tumaco. «Y eso nos da la capacidad de generar empleo en el futuro para las comunidades y dejarles un legado a nuestros hijos».
Las cooperativas gestionan todas las fases del proceso, desde el cultivo del cacao hasta la supervisión de la producción de cuatro variedades de chocolates con cacao al 70%. El envase también fue diseñado por las comunidades, con imágenes y colores que representan su cultura y su entorno.
«Ayer estábamos en una vía militar, pero avanzamos y surgió una vida totalmente democrática», señala Asdrúbal, miembro de la cooperativa Judío Errante del Meta. «Dejamos los fusiles y estamos pensando en cosas diferentes, como buscar una forma de vivir con dignidad y económicamente sostenible».
Este negocio del grano a la barra ha sido creado por las comunidades en colaboración con la PDI, una nueva organización con sede en Ginebra, que pretende aprovechar las fuerzas del mercado en beneficio de la paz. El director ejecutivo de la PDI, Liam Foran, explica los fines de la organización: «Aunque en 2024 están aumentando los conflictos, en muchos países asolados por la violencia existe también un grado sorprendente de esperanza, resiliencia y creatividad entre la población».
La PDI quiere ayudar a empresarios locales talentosos a construir negocios que creen estabilidad en comunidades frágiles. La esencia del modelo de la PDI es crear empleo y aumentar los ingresos como incentivos económicos potentes que impulsen a las personas a abandonar la violencia y encaminarse hacia la paz. Para alcanzar estos objetivos, la PDI ofrece a socios del sector privado y a actores filantrópicos un ecosistema idóneo para invertir en negocios rentables en contextos afectados por el conflicto. La estrecha colaboración con mediadores de paz sobre el terreno es fundamental para identificar oportunidades y acompañar a empresas que promueven la paz. La PDI está presente en muchos países del mundo, entre ellos Afganistán, la República Centroafricana y Ucrania.
A la luz de los prometedores resultados obtenidos con el modelo experimental de la PDI, ahora el objetivo es extenderlo mediante el lanzamiento de un mecanismo de inversión directa que proporcione capital a empresas promotoras de la paz en cualquier parte del mundo. Considerando que una cuarta parte de la población mundial, unos 2000 millones de personas, vive en zonas afectadas por conflictos, el ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) sigue siendo uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible más infra financiados. Hasta ahora, la principal forma de participación del sector privado en el establecimiento de la paz ha sido de índole filantrópica y modesta, pues la financiación global anual destinada a este fin, unos 200 millones de dólares, representa menos del 1% de las donaciones filantrópicas.
En 2024, en colaboración con Symbiotic, un inversor de impacto líder con sede en Ginebra, la PDI lanzará el Peace Venture Fund (PVF), un fondo único en su género que adoptará un enfoque de inversión de capital y de impacto con el propósito de incentivar el empresariado en países frágiles y en riesgo y que permitirá un rápido despliegue de capital privado a zonas ignoradas por los mecanismos tradicionales de mercado. El fondo PVF aprovechará los contactos y conocimientos de la PDI en el ámbito de la creación y el desarrollo de empresas en contextos frágiles, y la experiencia de Symbiotics en la inversión de impacto en mercados fronterizos.
El PVF aspira a obtener tanto rendimientos económicos como también un impacto positivo para la paz en un plazo de siete a diez años. Este impacto se evalúa y monitorea mediante el innovador modelo «+P framework», desarrollado por la PDI, que combina 20 años de experiencia en la medición del impacto de la promoción de la paz con las métricas comerciales clásicas para crear un sistema flexible capaz de garantizar que las empresas que integran el fondo PVF sean y sigan siendo promotoras de la paz.
Regresando al contexto colombiano, las comunidades tienen grandes proyectos para su chocolate orgánico. Manigua de Paz ha empezado a comercializar sus productos en puntos de venta al detalle con el objetivo de expandirse y alcanzar un mercado potencial de 52 millones de habitantes y 4 millones de turistas que visitan el país cada año. También está prevista la venta en línea y la comercialización en el continente europeo.
«Desde sus humildes orígenes, Manigua de Paz es un ejemplo claro y esperanzador de cómo se pueden aprovechar con éxito las fuerzas del mercado para la construcción de la paz en un contexto aún muy frágil como el de Colombia», afirma Adria Galdeano, director de Peace Ventures de la PDI. «El proyecto enlaza la promesa de paz con la posibilidad de obtener ingresos sostenibles, además de promover la confianza entre las comunidades para que puedan dejar atrás tantos años de conflicto gracias a oportunidades concretas de cooperación y desarrollo».
El proyecto no solo persigue resultados económicos, sino también cambiar la percepción negativa de los excombatientes de las FARC, minimizar el riesgo de que retomen las armas y transformar la imagen unilateral de Colombia y de sus conflictos a través de la mejora de las inversiones en la región.
«La creación de un negocio viable en el Meta y en Tumaco da fe del arduo trabajo de las comunidades y de los riesgos que han asumido», observa Liam Foran. «Además de crear un valor agregado elaborando barras de chocolate a partir del cacao, con su ejemplo, Manigua de Paz está desviando la atención de los largos años de conflicto hacia actividades económicas sostenibles y éticas que ayudarán a consolidar una paz duradera en el país. Los buenos resultados de este proyecto infunden confianza y nos animan a extender nuestro innovador enfoque a Colombia y a otros países que buscan una salida a situaciones de conflicto».
Peace Dividend Initiative (PDI)
La PDI es un acelerador de dividendos de paz que tiende un puente entre la mediación de paz y actores económicos con el propósito de aprovechar las fuerzas del mercado para promover la paz en zonas de conflicto latente. Esta organización con sede en Ginebra mantiene una densa red de contactos con promotores de paz, organizaciones internacionales, gobiernos, inversores y empresarios. La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) es un socio estratégico de la PDI.