Mejores empleos, un mundo mejor
Trabajo digno, esa es la clave en la política de desarrollo internacional para la reducción de la pobreza. Para ello, se apuesta, entre otros aspectos, en la cooperación con el sector privado. No obstante, los desafíos no son pocos, ya desde antes de la pandemia.
Vendedora ambulante camboyana en Phnom Penh: más de dos mil millones de personas trabajan a nivel mundial en la economía informal. © Luke Duggleby/Redux/laif
La vida laboral de Collet Wemba, de 33 años, ha mejorado en los últimos años. Trabaja desde el 2012 en una cadena de comida rápida en los suburbios de la capital sudafricana de Johannesburgo, donde se produce, entre otras cosas, patatas fritas. «Yo, como muchos de mis compañeros, trabajaba al principio con contratos temporales que nos renovaban continuamente», indica. También relata sobre las horas extra no remuneradas, así como que cuando no había suficiente quehacer se enviaba a los trabajadores a casa. Asimismo, ella misma tuvo que pagarse su ropa de trabajo obligatoria. Cuenta que ganó el equivalente a 80 céntimos de franco suizo por hora durante el primer año.
Importancia del conocimiento y de los propios derechos
Wemba se dirigió en 2015 a la CWAO (Casual Workers Advice Office, por sus siglas en inglés), una organización en Johannesburgo que presta asesoramiento jurídico a empleados temporales y a otros trabajadores en situación de precariedad. «Nos ayudaron a plantear nuestras exigencias a la dirección de la empresa», explica Wemba. A partir de ahí empezaron a cambiar las cosas: «Las condiciones laborales mejoraron, el sueldo aumentó ligeramente». En el año 2018, con la ayuda de la CWAO en un acto de conciliación, ella y algunos de sus compañeros consiguieron un empleo fijo en la empresa, tras seis años de ocupación temporal. «Mi vida empezó a cambiar en ese momento», relata Wemba. Y no solo por las mejores condiciones laborales. «Ya no me quedo callada cuando se trata de defender mis derechos o los derechos de mis compañeros». Collet Wemba ha ejercitado su derecho a la libertad de asociación, uno de los principios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo OIT. «Está empíricamente demostrado que, allí donde hay sindicatos fuertes, mejoran los sueldos y el estándar de vida», afirma Joachim Merz, responsable del programa para Sudáfrica y Bolivia en Solidar Suisse. La organización suiza por el desarrollo aboga por el trabajo en condiciones justas a nivel global y apoya a la CWAO en Sudáfrica.
«Un mejor sueldo no es sinónimo de un mejor trabajo. También se necesita seguridad social y conocimiento de los propios derechos», indica Merz, y remite a la Agenda del Trabajo Decente, aprobada en 1999 por la OIT. En consecuencia, el trabajo decente se identifica por cuatro requisitos esenciales: la observancia de los derechos de los trabajadores, un empleo que permita ingresos suficientes, seguridad social y un diálogo social sobre las condiciones laborales (v. entrevista)
La Agenda del Trabajo Digno se considera hoy día un componente esencial de la política internacional para el desarrollo, siendo el trabajo digno uno de los objetivos de la Agenda 2023 para el desarrollo sostenible. Suiza también ha definido la creación del empleo digno como tema prioritario en su Estrategia de cooperación internacional 2021-2024.
Organización Internacional del Trabajo
La OIT se fundó en el 1919 con el objetivo de mejorar las condiciones laborales y vitales de todos los seres humanos. Sus ocho normas fundamentales constituyen desde 1998 un marco internacional de referencia para los estándares mínimos en el mundo laboral. Estas se fundamentan en cuatro principios básicos: la libertad de asociación y el derecho de negociación colectiva, la eliminación del trabajo forzoso, la abolición del trabajo infantil y la prohibición de discriminación en materia de empleo.
207 millones de desempleados a nivel mundial
Por lo que respecta al mundo laboral global, este problema se ha agudizado más que nunca. Muchos países se caracterizan por altas tasas de desempleo y empleo informal, pobreza y una insuficiente protección social. La pandemia del coronavirus ha contribuido al empeoramiento de las perspectivas. La OIT prevé 207 millones de desempleados a nivel mundial para el año 2022, frente a los 186 millones del año 2019. Según la organización, las previsiones de empleo destinado a mujeres y jóvenes son especialmente graves, siendo estos grupos de población actualmente los más vulnerables.
¿Cómo es posible crear empleo en un mundo laboral marcado por grandes transformaciones e inseguridades? «Una de las claves es el refuerzo del sector privado local», indica Guido Beltrani, codirigente del equipo técnico Desarrollo económico inclusivo de la COSUDE. La razón: cerca del 90 por cierto de los empleos a nivel mundial han sido creados por empresas privadas. «En muchos casos, el problema reside en que las empresas no reciben financiación, con lo que les resulta imposible crecer y crear puestos de trabajo»
Aquí es donde la COSUDE puede empezar a actuar, apoyando, en particular, una iniciativa que permite obtener créditos a las pymes del sector agrario en zonas de África Oriental. Otros proyectos persiguen mejorar el acceso a los mercados por parte de la población rural, por ejemplo, mediante el fomento del uso de tecnologías móviles, con el fin de que las pequeñas familias de agricultores obtengan acceso a la información relativa a los mercados y puedan reivindicar mejores precios para sus productos.
Mejor cooperación con el sector privado
La COSUDE no solo promociona empresas locales, también refuerza la cooperación con empresas de Suiza y de otros muchos países. «Ello permite movilizar los recursos, la innovación y la ayuda financiera del sector privado», comenta Beltrani. «Este es un aspecto central en la implementación de la Agenda 2030». La COSUDE no ha dejado de ampliar sus partenariados en los últimos años. El pasado año se contó con cerca de 140 proyectos activos que fueron implementados en cooperación con el sector privado. Entre los socios se encuentran empresas multinacionales, tales como Roche, además de pymes o instituciones financieras.
No obstante, no se puede establecer una cooperación con cada empresa. Las ONG critican una y otra vez la falta de transparencia cuando se trata de derechos humanos y ambientales. «Analizamos exhaustivamente cada posibilidad de partenariado», expresa Beltrani. En este sentido, se analizan, en particular, las repercusiones de posibles riesgos en los siguientes tres ámbitos: el medio ambiente, el aspecto social y la gestión empresarial. «Precisamente en el caso de las grandes empresas residen estos riesgos a lo largo de la cadena de valor».
A través de una base de datos, se averigua cuántos casos problemáticos referentes a estos ámbitos tuvieron lugar en el pasado en una empresa determinada, con el fin de determinar el correspondiente riesgo en una cooperación. A continuación, se analiza si la empresa ha reconocido y previsto los riesgos más relevantes.
Mejora de las condiciones en el sector informal
También Joachim Merz de Solidar Suisse tiene claro que se necesita al sector privado, aunque bajo una condición: «El diálogo social y la negociación colectiva han de estar garantizados. Una empresa debe estar dispuesta a sentarse con los empleados o los sindicatos para mejorar las condiciones marco relativas a sueldos justos y seguridad social»
Solidar Suisse apuesta por el diálogo, incluso cuando se trata de mejorar las condiciones laborales en la economía informal. Este es un sector en el que trabaja, a nivel mundial, más del 60 por cierto de las personas, generalmente sin contratos de trabajo por escrito y sin cotización a la seguridad social. «En algunos proyectos, por ejemplo, el ayuntamiento nos ayuda a averiguar de qué forma se podrían mejorar las condiciones marco de los empleados contratados de manera informal», explica Joachim Merz
El objetivo es que los vendedores ambulantes puedan vender sus productos de manera legal, que exista una mejor conexión de internet o que las empresas emergentes reciban incentivos financieros, como desgravaciones fiscales. «El empleo informal nunca desaparecerá», afirma Joachim Merz. «Por ello, debemos encontrar la manera de configurar este trabajo de la forma más digna posible»
Artículo de Samanta Siegfried, publicado en «Un solo mundo» 02/2022.