No hay desarrollo sostenible sin educación
Suiza brinda apoyo a la Alianza Mundial para la Educación, el principal fondo mundial dedicado a fortalecer la educación en los países de baja renta. ¿Cómo se compromete la cooperación internacional de Suiza en este campo? Para hallar respuesta a este interrogante, damos la palabra a quienes llevan a cabo proyectos de educación infantil sobre el terreno. Entrevistas de los expertos en Afganistán y en Benín para quienes el acceso a la educación de calidad constituye un gran desafío para millones de niños.
El equipamiento de infraestructuras escolares y la distribución de kits escolares al alumnado forman parte de las acciones de la Alianza Mundial para la Educación.
«Sin educación no hay igualdad ni prosperidad ni desarrollo sostenible», afirmó Patricia Danzi en la Cumbre Mundial de la Educación celebrada en Londres a fines de julio de 2021. En dicha ocasión, Suiza anunció una nueva aportación de 52 millones de francos a la Alianza Mundial para la Educación (PME, por sus siglas en francés) para el periodo 2021-2025. Con su estrategia de cooperación internacional, Suiza reconoce que la educación es un elemento decisivo en la reducción de la pobreza y sienta asimismo las bases para la igualdad de género, una participación equitativa en la vida social y política y el desarrollo económico.
Dichos elementos son el pivote del compromiso de la COSUDE en esta asociación multilateral, cuyo papel es crucial en la ejecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible en materia de educación de la Agenda 2030. «Con su estrecha colaboración con la Alianza Mundial para la Educación, Suiza brinda ayuda a los gobiernos en la introducción de cambios sistémicos para asegurar la educación de los niños más marginados, mejorar los resultados del aprendizaje, reforzar la resiliencia de los sistemas a las crisis y adaptarse a nuevos desafíos», señaló Alice Albright, Chief Executive Officer de la Alianza. La actual pandemia forma parte de estos retos: «en un momento pico de cierre de escuelas, estimamos que 1.600 millones de niños no están escolarizados. La Alianza Mundial para la Educación lanza un llamamiento a los líderes mundiales para que “levanten la mano” (“Raise Your Hand”) y se comprometan a aportar al menos 5.000 millones de dólares en los próximos cinco años a fin de transformar la educación en 90 países y territorios».
Más de la mitad de los países contrapartes son países de intervención prioritaria de la COSUDE, quien dispone de oficinas de cooperación sobre el terreno. En Afganistán y en Benín en particular, Suiza interviene en diversos proyectos para la educación de base, desarrollados en consonancia con el marco nacional y el apoyo de la Alianza Mundial para la Educación. Suiza se enfoca sobre todo en el principio de no dejar a nadie atrás («Leave no one behind»). Primera etapa: Kabul.
Labor centrada en el acceso y la calidad de la educación
Según las Naciones Unidas, 258 millones de niños y jóvenes aún no tienen acceso a una educación primaria y secundaria de calidad. Entre ellos, 127 millones viven en contextos de crisis o conflicto. Este es el caso de Afganistán. Desde 2002, Suiza cuenta con una oficina de educación en Kabul, cuyo cometido es respaldar a la población afgana mediante un amplio programa de desarrollo. Zirak Abdhul Wahid es encargado de programa, responsable de los proyectos de educación de la COSUDE y del diálogo con las contrapartes de la Alianza Mundial para la Educación sobre el terreno. «El acceso a la educación para millones de niños, y sobre todo de niñas, en Afganistán sigue siendo un desafío. El apoyo de los otros Estados y la financiación externa cambian sus vidas de manera significativa», declara Zirak Abdhul Wahid. En efecto, antes de la pandemia de COVID-19, 3,7 millones de niños afganos no tenían acceso a la escuela.
Sobre el terreno, Suiza participa activamente en los mecanismos de coordinación nacionales encargados de utilizar la financiación otorgada por la Alianza Mundial para la Educación, lo cual fortalece el marco institucional del sistema educativo afgano, en colaboración con el Ministerio de Educación. «Desde 2012 Afganistán recibe de la Alianza Mundial para la Educación subsidios que ayudan al Ministerio de Educación a mejorar la eficacia y la eficiencia de la planificación y la elaboración de políticas y estrategias, lo cual conlleva un refuerzo del diálogo político en el sector educativo». En particular, la calidad de la educación de las niñas y su inclusión constituyen una prioridad. «La Alianza Mundial para la Educación contribuye a la inclusión de comunidades en la gestión de los sistemas escolares al fortalecer las opciones locales disponibles para la educación infantil y al aumentar el número de docentes cualificadas en las zonas donde el número de niñas escolarizadas sigue siendo bajo» agrega el experto.
A la población afgana le tocó vivir cuatro décadas muy difíciles, caracterizadas por conflictos de diversa índole desde los años 80. En un contexto tan frágil como este, Suiza combina el compromiso humanitario y la cooperación al desarrollo a largo plazo. El programa «Back To School» de la COSUDE, cuyo cometido es reducir el número de niños no escolarizados así como la pérdida de aprendizaje y de conocimientos durante los años de no asistencia a la escuela, es un ejemplo emblemático de dicho «nexo».
Continuidad de los proyectos para un efecto duradero
La calidad de la educación es asimismo un desafío en el África subsahariana donde, según el Banco Mundial, casi el 60 % del alumnado no sabe leer ni escribir al finalizar la escuela primaria. Se calcula que la mitad de la población africana tendrá menos de 15 años de hoy a 2050, por lo que es aún más crucial si cabe la necesidad de acelerar la inclusión y la calidad de la educación. En esta región, Benín es un país prioritario de la COSUDE desde 1981. La Oficina de cooperación sobre el terreno apoya desde hace varias décadas los esfuerzos del Gobierno y de las comunidades en aras de un sistema educativo eficaz.
Elisabeth Pitteloud, directora de la Oficina de cooperación, y Barnard Vinagbo Agbangla, encargado del programa Educación, se ocupan in situ de varios proyectos centrados en este ámbito, a la vez que se implican en la planificación y la gestión de las finanzas de la Alianza Mundial para la Educación. Benín es un país contraparte del fondo desde 2007. Se ha podido beneficiar de más de 100 millones de dólares para la implementación de su Plan de Desarrollo del Sector de la Educación. «El apoyo a las campañas de escolarización, la construcción y el equipamiento de infraestructuras escolares, la contribución al funcionamiento de comedores escolares y la distribución de kits escolares al alumnado forman parte de las principales acciones dirigidas por la Alianza Mundial para la Educación a fin de lograr resultados satisfactorios: la tasa bruta de escolarización pasó de un 98 a un 115 % entre 2006 y 2016», afirman los dos especialistas.
La obtención de resultados alentadores ha permitido que Benín se beneficie de una nueva financiación destinada a la planificación de sus actividades en el sector de la educación para los próximos años. La COSUDE ha acompañado el proyecto. «El proceso lo han gestionado en su integridad los ministerios encargados de la educación, que se han beneficiado de varias formaciones en materia de planificación y gestión del sistema educativo. Los criterios de elegibilidad definidos por la Alianza Mundial para la Educación para asignar nuevos subsidios a los países contrapartes han reforzado la gestión participativa del sistema educativo de Benín, favoreciendo el intercambio entre todas las partes implicadas en la educación en el país. Un mecanismo como este facilita el diálogo político y aumenta el grado de responsabilidad de cada uno», continúan los expertos de la COSUDE. «Continuidad de los proyectos para un efecto duradero», he aquí el elemento central de los proyectos de la COSUDE, establecidos e implementados en coherencia con el Plan Sectorial de Benín y con el apoyo de la Alianza.
Así los demuestra a la perfección el Programa de Apoyo a la Educación y la Formación de la Infancia Excluida del sistema educativo (PAEFE, por sus siglas en francés) de la COSUDE. Este programa, iniciado en 2011, tiene por objetivo promover las ofertas educativas alternativas y equivalentes al ciclo de educación primaria, a la vez que favorece la inserción social y económica de los jóvenes desescolarizados o no escolarizados a través de pasarelas con el sistema formal y el aprendizaje. «Esta oferta de educación alternativa está acompañada de un diálogo político eficaz que favorece la integración de las alternativas educativas en el nuevo Plan Sectorial de Educación. Hasta la fecha, el PAEFE ha apoyado la implementación y el funcionamiento de 98 centros de educación alternativos (centros Barak), que han acogido varios millares de niños y niñas desescolarizados o no escolarizados de edades entre los 9 y 15 años», añaden Elisabeth Pitteloud y Barnard Vinagbo Agbangla.