La Habana y el tiempo, apertura de un festival


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Novedades locales, 10.11.2022

Dos años han pasado desde la última vez. Dos años bastaron para detener los relojes bajo las sombras de la pandemia. La Habana fue cubierta por el halo oscuro del duelo, interrumpido a ratos por el dibujo sonoro de algún piano doméstico, sofocado de tantos silencios y con ganas de ser escuchado. Ahora nos atrevemos, casi a cuentagotas, a darle cuerda a los relojes y reanudar el tiempo. Toca celebrar la vida, puesta en pausa tras el terrible juego de ausencias. Es hora de sacar los pianos, lustrar metales y maderas, agarrar la batuta y desbordar La Habana de melodías y delicados ademanes. A fin de cuentas, la música clásica es extracto y sustancia de nuestra cultura, sabiduría de la tragedia en que se debate la Humanidad: la eternidad y el tiempo.

Festival Habana Clásica
Festival Habana Clásica @ Festival de La Habana

El Festival Habana Clásica abre sus puertas por cuarta ocasión. Comienza este sábado, 5 de noviembre, y concluye el próximo día 20. Ha llegado renovado gracias a la asociación de Marcos Madrigal, director artístico del Festival, pianista clásico cubano de amplio reconocimiento internacional, junto a las benevolencias de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) a través de su principal portador, Lorenzo Suárez, consejero de Asuntos Políticos, Económicos y Culturales de la Embajada de Suiza en Cuba y subdirector de COSUDE y al Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas, eje central de la organización del evento en territorio cubano. Sin dejar de mencionar a todos los amigos, algunos ya formando parte indisoluble de la familia del festival, otros, invitados que estrenarán escenarios cubanos para deleitar a nuestro público con el virtuosismo de los grandes.

Más que ‘música clásica’, etiqueta que recoge solo parte de las composiciones que abarcan el corto período de tiempo que fue el Clasicismo, este Festival será continente del entramado extenso que conforma la música académica llegando hasta nuestros tiempos, la contemporaneidad. La Habana Clásica es más que eso, es coloquial, se parece a nuestro tiempo, a nuestra ciudad y como tal, se nos presenta.

Esta IV edición se dedicará, con intención de rendir homenaje a su espíritu musical, a uno de los violinistas cubanos más famosos de todos los tiempos, el Rey de las Octavas, el virtuoso Claudio José Domingo Brindis de Sala Garrido o simplemente Brindis de Salas, como fue ampliamente conocido. Sus formas particulares de extender, en los más exigentes escenarios internacionales, danzas con una marcada esencia criolla, lo hicieron merecedor de la admiración del gran público. Tuvo una vida de alternancias entre la fama y la bohemia. “El Paganini negro”, como lo bautizara nuestro Alejo Carpentier, “el más extraordinario de los músicos negros del siglo XIX… un caso sin precedentes en la historia musical del continente americano”, murió en la pobreza y el olvido, en algún frío rincón de Buenos Aires y hoy, bajo el manto del Habana Clásica, rescatamos su legado con el mismo entusiasmo que provocó cada una de sus interpretaciones, recordadas en reseñas de los críticos más temibles de la época, y de los buenos libros.

Y si bien bastara con la intervención de la música clásica  en las plazas más viejas de La Habana, será un lujo contar con nombres que engalanan el programa de los próximos quince días. El violinista ruso Dmitry Sitkovetsky y el alemán Linus Roth encabezarán el listado de solistas de lujo, junto a ellos el violonchelista ruso Nikolay Shugaev, el flautista italiano Jona Venturi y Brusk Zanganeh, violinista sueco de orígenes kurdos, son algunos de los más de cincuenta artistas que serán parte. Asimismo, compartirán escenario con varios de nuestros más distinguidos músicos: el propio Marcos Madrigal, José María Vitier, Anolan González, Niurka González, Aldo López-Gavilán, dirigidos por la batuta de Guido López-Gavilán, Daiana García, Zenaida Romeu o José A. Méndez Padrón, por solo mencionar algunos de los tantos nombres. Disfrutaremos la música de las Orquestas de Cámara de La Habana, del Lyceum Mozartiano, “Música Eterna”, la Sinfónica Nacional y demás orquestas invitadas en alternancia con presentaciones salidas del rango de lo habitual.

Además, tendremos la suerte de contar con jóvenes estudiantes y recién graduados de las escuelas de arte como muestra de la herencia musical vigente en nuestro país a través de la Academia. De forma transversal, como la fiesta que será, tendremos la presencia de las artes escénicas, teatro y danza. Medio centenar de artistas que llegan a La Habana para formar parte de la gran fiesta de la música clásica.

Esta vez no bastará la refinada acústica de la Basílica Menor de San Francisco de Asís, el neoclásico Teatro Martí o la elegancia de la Sala Cervantes en pleno centro del Paseo del Prado. Esta vez las melodías recorrerán las calles, los salones de conferencias para músicos más jóvenes, entrarán sanadoras a salas de hospitales para desplegar sus cualidades terapéuticas: relajar el corazón, aliviar cuerpo y alma, armonizar.

Como un puente, Habana Clásica acompaña la clausura del Festival de Música Contemporánea de La Habana y, al culminar, le cederá el escenario al Festival Mozart Habana, en un intento de abrazar diferentes motivos y llenar nuestra ciudad de música en lo que resta de año.

El Festival Habana Clásica pretende, con la promesa de momentos memorables, reanudar el tiempo y desdoblar el propósito social, ético y estético, el compromiso con la Cuba de todos, siempre de cara a la música, a las muchas músicas heredadas a través de los siglos, siendo la belleza el único acompañamiento eterno que nos es posible.