UNESCO: protección de patrimonios universales

El casco medieval de Berna y la ciudad futurista de Brasilia, el pequeño convento de Müstair y la impresionante catedral de Chartres, las terrazas vinícolas de Lavaux y el desierto Ténere tienen algo en común: forman parte del patrimonio universal de la UNESCO. La UNESCO distingue bienes culturales y naturales de gran valor universal, que reflejan la diversidad de las obras culturales de la civilización y los fenómenos naturales. 890 sitios forman hoy parte de ese legado global de la humanidad.

El glaciar Aletsch © DFAE, Presencia Suiza

La UNESCO y el éxito de su Convenio para la Protección del Patrimonio Mundial 

La UNESCO es la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Educación, la Ciencia, la Cultura y la Comunicación. Gracias a su empeño, se impidió en 1960 la construcción de la gran presa de Asuán con lo que se logró salvar el Templo de Abu Simbel de los raudales del Nilo. Con esta acción nació el Convenio de la UNESCO para la Protección de los Bienes Culturales y Naturales Mundiales. La idea central era que las extraordinarias obras culturales y los fenómenos naturales pertenecían a la entera humanidad y no sólo al Estado en el que se encontraban. Al mismo tiempo, toda la humanidad toma la responsabilidad para su protección y conservación. Esta idea de un patrimonio universal que había que preservar para futuras generaciones está asentada en el Convenio para el Patrimonio Mundial, que fue aprobado en 1972 y hasta hoy ratificado por 186 estados. 

La lista de los bienes culturales y naturales

El Ayers Rock, el Gran Cañón, el Palacio de Versailles, Machu Picchu… la lista fascinante de los magníficos tesoros de este mundo abarca hoy 936 sitios. Entre los bienes culturales inscritos (725) figuran monumentos arquitectónicos, conjuntos de ciudades, monumentos industriales, etc. Los bienes naturales (183) comprenden importantes ecosistemas, testimonios de la historia de la evolución y reservados de protección. 28 lugares pertenecen a ambas categorías. Todos los estados miembros tienen la posibilidad de proponer la incorporación de bienes culturales y naturales nacionales en la lista de la UNESCO.

El emblema “Patrimonio Universal de la UNESCO” es una distinción muy solicitada, ya que es un garante de prestigio. Sin embargo, la concesión del galardón no es para siempre porque la UNESCO controla con gran detenimiento si se mantiene y protege el excepcional valor universal del sitio, es decir, su integridad y autenticidad. Bienes universales amenazados por la ruina, grandes proyectos de ingeniería o guerras se ponen en la lista de los “patrimonios amenazados” o se tachan incluso, como ocurrió por ejemplo con el paisaje cultural del valle del Elba en Dresde por la construcción de un puente de autopista. 

Patrimonios universales en Suiza

Suiza es estado signatario desde la entrada en vigor del Convenio de la UNESCO en 1975. Ocho años después, se incorporaron los tres primeros patrimonios culturales suizos en la lista de la UNESCO.

Transcurrieron casi 20 años hasta que Suiza volvió a presentar nuevas candidaturas y consiguió que se incluyeran en la lista también a bienes naturales. En la actualidad, la pequeña nación alpina tiene en su haber 12 patrimonios universales. 

Patrimonios universales de Suiza:

Patrimonios universales de Suiza

1983 Casco antiguo de Berna, convento benedictino de San Juan en Müstair, distrito capitular de San Gall
2000 Castillos de Bellinzona
2001 Jungfrau Aletsch
2003 Monte San Giorgio
2007 Lavaux, terrazas vinícolas de la región del lago Leman
2008 Ferrocarriles Réticos de la región Albula/Bernina, área tectónica del Sardona
2009 Paisaje urbano de la industria relojera: La Chaux de Fonds/Le Locle
2011 Construcciones palafíticas prehistóricas en los Prealpes
2016 La obra arquitectónica y urbanística de Le Corbusier (con Argentina, Bélgica, Alemania, Francia y Japón)

Una tarea compartida

Las autoridades competentes de la Confederación para la protección de la naturaleza y la conservación de los monumentos nacionales son la Oficina Federal de Cultura y la Oficina Federal del Medio Ambiente. Son responsables para el seguimiento y el apoyo científico de los patrimonios universales suizos. Mientras la Comisión nacional de la UNESCO coordina a todos los actores involucrados en Suiza, facilita información sobre los sitios suizos en su conjunto y promueve la sensibilización del público por los valores del patrimonio mundial, la Oficina de coordinación de la UNESCO del Departamento Federal de Asuntos Exteriores se responsabiliza de las relaciones institucionales en el ámbito internacional.

Con una clara mayoría de los votos, Suiza fue elegida miembro del Comité del Patrimonio Universal de la UNESCO el 26 de octubre de 2009. El Comité es un órgano ejecutivo importante del Convenio para el Patrimonio Universal. Establece las estrategias para la protección de los patrimonios culturales y naturales del mundo, se encarga de aplicar el Convenio y sobre todo decide sobre la incorporación o exclusión de bienes en la lista.

Suiza está representada en el Comité por el embajador de la Delegación permanente de la Confederación en la sede de la UNESCO en París, la Oficina Federal del Medio Ambiente (OFMA) y la Oficina Federal de Cultura (del ministerio de Interior, DFI), así como el Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE). 

Un patrimonio vivo

Con la incorporación en la lista de los Patrimonios Universales no se pretenden crear museos superprotegidos al aire libre. Un desarrollo regional sostenible en sintonía con los valores del patrimonio universal es el objetivo declarado de la UNESCO. Se trata de sondear los límites entre el cambio y la conservación de los sitios, de aprovechar las bases de subsistencia sin estropearlas. Ello implica una administración profesional de los sitios.

El caso de la región Jungfrau-Aletsch en los Alpes suizos sirve de ejemplo. En 2010 abrirá aquí sus puertas el “Laboratorio Mundial de la Naturaleza”, un centro en el que se debatirán temas como la protección del clima y de la naturaleza, el desarrollo regional y el turismo para así concienciar a un público general. El desarrollo y la protección son asuntos que no sólo atañen al sensible paisaje glaciar. En el casco antiguo de Berna, por ejemplo, se trata de conciliar la arquitectura histórica con las exigencias de una urbe moderna; y los gestores de los Ferrocarriles Réticos quieren respetar la economía de mercado a la vez que conservar los tramos que sean dignos de protección.

Comunicación moderna

Sólo se puede proteger lo que se conoce bien. La idea del patrimonio universal que hay que preservar para futuras generaciones, sólo se puede llevar a cabo con éxito si se consigue concienciar al público sobre la necesidad de la protección de los bienes naturales y culturales. Esto es particularmente cierto si se trata de personas jóvenes. Las iniciativas comunicativas relativas a los sitios del patrimonio universal son numerosas, y especialmente en Internet se han realizado proyectos muy interesantes (véanse los enlaces de los diferentes sitios).