Relojes suizos

Calidad, precisión, singularidad, constancia, tradición, diseño, innovación... No faltan cualidades para describir la versatilidad de la industria relojera suiza. Produce instrumentos de cronometraje pequeños y ultracomplejos — la mezcla perfecta de conocimientos tradicionales y tecnología moderna.

Fabricado en Suiza, este despertador nunca ganará un premio por su exactitud. Una muestra en el mercado de cebolla en Berna ilustra el amor de los suizos por el reloj. © DFAE, Presencia Suiza

El prestigio de los relojes suizos se mantiene ya desde hace casi medio milenio. La tradición comenzó en Ginebra y se extendió rápidamente a la entera cordillera del Jurá. Aún hoy, gran parte de la producción se concentra en los cantones de Neucastel, Vaud, Jurá, Berna, Soleura y Basilea. Hubo momentos difíciles, tiempos de inestabilidad política, de competencia dura, de procesos laborales problemáticos y fragmentados. Sin embargo, el tiempo de la industria relojera suiza nunca se paró.

Las innovaciones técnicas y creativas permanentes permitieron a Suiza mantenerse en la puntera del desarrollo. Hay relojes para cada gusto y cada cartera: desde el reloj de plástico barato de producción en serie hasta las obras maestras de la relojería con bordes de oro y diamantes. La oferta es completa, la calidad reconocida.

Los relojes suizos son un producto popular en todo el mundo desde siempre. El 95% de los relojes «fabricados en Suiza» están destinados a la exportación; la industria relojera es, por tanto, un sector clave de la economía nacional de exportación.

El tiempo pasa inexorablemente... Es una fascinación que motiva a los relojeros suizos a mejorarse constantemente. Aguantan las crisis y las competencias para rendir homenaje al tiempo y captarlo cada vez en nuevas formas y moldes —aunque sólo sea de de manera fugaz.